Prácticamente nunca la mitología y la literatura se han mezclado de tal forma que sea complicado dilucidar lo que pertenece a una y no a otra, pero Labrys es una excepción.
Con su libro, Rocío D. C. R. ha conseguido transportarnos a una Creta minoica sorprendentemente realista, como rescatada de lo más profundo de un mundo todavía no desenterrado, y la ha utilizado para contarnos la historia más hermosa, oscura, vívida y, sobre todo, mítica de la literatura actual.
Como todos los grandes libros, Labrys no se abrirá paso en nosotros con estruendo y rápidamente, dejando un rastro brillante pero fugaz, sino que nos impregnará poco a poco, sin que nos demos cuenta, y únicamente tras leerlo con calma, disfrutando de la maravillosa y cuidada prosa con la que está escrito (¡casi lírica en algunos pasajes!), nos daremos cuenta de lo que no hemos visto a la primera pasada; lo que está oculto detrás de un Asterión que calla demasiado y de una Eirene que nos dice mucho más de lo que cabría esperar de ella, hasta el punto de poder convertirse en la verdadera heroína icónica de Atenas, la bimilenaria ciudad de los cien mitos.
Una historia como esta, que es capaz de abrirse paso hacia nuestro corazón y mostrarnos lo más profundo que hay en él, no va a dejar indiferente a nadie. Algunos encontrarán una historia superficial y vacía, y otros creerán que el final no es el más satisfactorio, y en ambos casos tendrán razón, pues Labrys ha de leerse con el espíritu, y poco hallará el que busque las lacerantes emociones que se despiertan a mares a la sombra de Grey o el escandaloso morbo que juega alrededor de un Trono de hierro.
Lo que hay en Labrys, para aquellos que hayan sabido apartar lo contingente de lo perenne, no es más que el cántico a las verdades más profundas del ser humano, las únicas que son capaces de despertar las emociones más hondas y duraderas. Las que nacen de la belleza y fortaleza de Eirene, del sufrimiento de la familia del Minos y de la elección a la que se enfrenta Asterión; pues todas ellas beben de una tragedia real y muy cierta: la de la humanidad y su desesperada lucha contra el mundo y consigo misma.
Lo que hay en Labrys, para aquellos que hayan sabido apartar lo contingente de lo perenne, no es más que el cántico a las verdades más profundas del ser humano, las únicas que son capaces de despertar las emociones más hondas y duraderas. Las que nacen de la belleza y fortaleza de Eirene, del sufrimiento de la familia del Minos y de la elección a la que se enfrenta Asterión; pues todas ellas beben de una tragedia real y muy cierta: la de la humanidad y su desesperada lucha contra el mundo y consigo misma.
Labrys es el soplo que tenemos dentro, capaz de vencer nuestras miserias y brillar hasta en los lugares más oscuros.
Que lo haga, depende únicamente de cada uno de nosotros.
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